Tan posible como necesario: comprendernos; pensar como real la existencia de la palabra exacta en relación con demasiado; in-creible (otra vez viajando entre células internas), increíblemente hermoso ver como las bocas bailaban en la lluvia reintegrando un todo con gestos lentos, era como dormir el día entre las manos en ese laberinto espacial; ni siquiera pronunciar la palabra intención subtitulando lo indescriptible.... porque esa escena vivía en pausa, entonces murmurabas palabras-puente y hundir los dedos era un concierto de sensaciones rebotando en forma de llaves. Envueltos en oscuridad. Envueltos.
En realidad... (montón de letras extraviadas).
(En)Tender las palabras en la soga del silencio sonriente, llovía, cierto, llovía, sigue lloviendo y no va a parar, no quiero que pare (se me escapó en voz alta, huyeron de mi boca las palabras...).
Y un concierto instantáneo suspiraba-inpiraba simétricamente el encuentro.
(Estoy usando palabras, se emocionan tanto cuando uno las incluye en donde no deberían respirar, son tan egoístas, mirálas... quieren aparecer, nos sonríen y forman una ronda alrededor nuestro, ni siquiera sospechan que nos unimos más al verlas, dejalas... la lluvia las destiñen y mueren ahogadas. -Dejabú-.)
No hay momentos más reales que aquellos que se esconden sin saberlo entre la palabra canción y nuestras bocas musicalmente expuestas.